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La educación ambiental y la preservación del río Uruguay en la integración binacional argentino uruguaya

Por la licenciada Alejandra Frank. La República Argentina y la República Oriental del Uruguay, dos pueblos hermanos y a los que  nos unen más circunstancias que las que nos separan deberían avanzar en un proceso de integración binacional colocando al tope de la agenda a la educación ambiental con base en el río Uruguay, la que debería sentar las bases de la concientización de la sociedad sobre la necesidad de preservar una vía fluvial que es de todos; por ello, la integración argentino – uruguaya debe ser de orden multidimensional, evitando una visión estrictamente economicista y mercantil. Para ello, considero prioritario avanzar en el corto plazo en el proceso de integración educativa con base en el río Uruguay entre ambos países hermanos, basado en un modelo desarrollista, solidario e inclusivo.

El actual proceso de integración argentino-uruguaya, con base en el río Uruguay y en las actividades conexas al mismo es de orden multidimensional. Si bien el proceso es espontáneo, nacido al amparo de iniciativas sectoriales gubernamentales, de actores sociales y de organizaciones del tercer sector; creemos que tendría que abordarse más allá de la navegación de esparcimiento y del transporte cargas.

Al respecto, es necesario destacar que se le debería reconocer su importancia para la vida de ambos pueblos y es la concientización de toda la sociedad de ambos pueblos una herramienta de unión, proceso que debería empezar desde la niñez.

De ahí que sea la Educación Ambiental una herramienta para lograr el objetivo de concientizar a toda la sociedad en general y, particularmente a las nuevas generaciones. Tal circunstancia ha sido reconocida por la comunidad internacional, la cual ha validado y reconocido a la misma como una de las vías más adecuadas para hacer frente a los agudos problemas ambientales que enfrenta la sociedad contemporánea.

La Educación Ambiental (EA) es una eficaz herramienta para modificar actitudes y hábitos negativos en relación al ambiente. Por otra parte, es necesario que los docentes conviertan el conocimiento y la preocupación por los temas ambientales en cambios de conductas concretas, llevando a las aulas éstos temas (de manera trasversal e interdisciplinaria a las áreas incluidas en los diseños curriculares), sabiendo que no hay una relación automática, mecánica o directa entre el poseer el conocimiento y modificar las conductas en relación al ambiente – Río Uruguay, en este caso concreto.

Como se ve, la EA se concibe como un proceso permanente en el que los individuos y la comunidad cobran conciencia de su medio y adquieren conocimientos, valores y competencias para una mejor calidad de vida; en virtud de ello, el “Río de los Pájaros” adquiere un valor fundamental para concientizar a la sociedad sobre la necesidad de preservarlo y son los procesos educativos la herramienta fundamental sobre la cual se debería desarrollar este proceso formador y concientizador.

En consecuencia, se deberían trazar objetivos en cuanto a que la Educación Ambiental debería ser la herramienta sobre la cual poner al río Uruguay en una agenda de la integración binacional de orden multidimensional. Entre esos objetivos se debería:

  • Construir concepciones ambientales integrales que contemplen al Río Uruguay como un sistema en el que se refleje un equilibrio entre lo biológico, el desarrollo humano y las instituciones sociales y educativas.
  • Promover la toma de conciencia personal y colectiva inmersa en la heterogeneidad cultural.
  • Elaborar y llevar adelante acciones o prácticas que involucren algún tipo de cambio social en las cuales se refleje la presencia como parte constitutiva de la EDUCACIÓN AMBIENTAL.

Para el logro de estos objetivos, se hace necesario poner a la educación en el lugar más privilegiado del proceso de integración binacional; ello presupone incorporar las dimensiones sociales, políticas, educativas y culturales en un modelo institucional más democrático, estable y jurídicamente  sólido; evitándose con ello, que nadie pueda recurrir a enfoques nacionalistas o al temor por la pérdida de soberanía para oponerse a la única estrategia para recuperar la soberanía perdida de la región en relación con el resto del mundo; es decir al desarrollo regional como un método para enfrentar las consecuencias no deseadas de la globalización.

La Educación Ambiental se constituye en una construcción social e instrumento de transformación donde se inserta; que proporciona herramientas para el cambio de actitudes y comportamientos para una sociedad más igualitaria, equitativa y democrática que permita potenciar ciudadanos activos e impulsores de cambios, que hagan posible la sostenibilidad de los recursos, la universalidad de los derechos humanos y del patrimonio natural, cultural e histórico con base en el río Uruguay, si la abordamos con una visión multidimensional.

La integración educativa binacional

Entre los arquitectos del proceso de integración binacional, nacido a partir de 1989,  que tenía como escenario al río Uruguay y a diferentes actores políticos y sociales de Paysandú y Concepción del Uruguay, quienes trabajaron silenciosa y prolíficamente, imperaba el concepto de que “es la rigidez de la Historia la que ha sido doblegada por el hombre, que es la historia en movimiento”, en la inteligencia que se debía analizar la integración regional con una visión prospectiva, con base en la historia y la cultura en común pero con una mirada en los escenarios futuros que se presentan a partir de la integración binacional entre dos países hermanos.

En este contexto, hay coincidencia de que la educación constituye el basamento que, más allá de los tratados y de toda formalidad oficial, sostendrá en el futuro la construcción de sociedades más justas y más apegadas al cuidado y la preservación del medio ambiente en general, y del río Uruguay, en particular.

Lo fue en los comienzos, en la visión de Manuel Belgrano, de José de San Martín, de Monteagudo, de Artigas y de Bolívar, en la pluma de Simón Rodríguez, de Andrés Bello y de Sarmiento. Solo algunos nombres para dar cuenta de la enorme potencia que nos impulsa desde el fondo de la historia y a la vez de la gran responsabilidad que conlleva ser herederos de un pasado tan ilustre en hombres, mujeres y en sus luchas independentistas.

La educación, en todos sus niveles y dimensiones, constituye un sostén del proceso de integración regional y, al mismo tiempo, la unidad es condición de posibilidad para superar los desafíos que aún persisten en los sistemas educativos de América del Sur porque si no se consolida el Mercosur, quedaremos afuera de las grandes decisiones del mundo.

En consecuencia, la integración en el terreno educativo en la región constituye un paso fundamental para nutrir las bases de un proceso integrador en lo que compete a dos cuestiones clave: la promoción de un modelo de desarrollo regional productivo e inclusivo y la formación de una cultura integracionista y de participación ciudadana. En tanto que la Educación Ambiental debería ser la herramienta a través de la cual se promovería la toma de conciencia personal y colectiva inmersa en la heterogeneidad cultural de cuidar y preservar al río Uruguay como un punto de partida para preservar el medio ambiente de toda la región.

La integración educativa permite formar e informar a los/as niños/as y jóvenes sobre la región de manera multidimensional y contribuir, de esta manera, a la construcción de una identidad común. La identidad regional, entonces, se funda sobre las identidades nacionales, respetando la diversidad y resaltando la comunidad de valores, ideas y tradiciones compartidas.

Asimismo, por medio de los procesos socioeducativos se gesta la necesaria conciencia ciudadana para la participación en las instancias de deliberación política de los procesos de integración y es allí adonde se debe tener presente la preservación del río Uruguay. El conocimiento sobre los asuntos regionales y la conformación de una visión común tienen un potencial transformador para acompañar y profundizar el modelo de integración regional productivo, con inclusión social y con el cuidado del río Uruguay como premisa.

Todo proceso de integración concebido como herramienta al servicio del desarrollo integral de los pueblos requiere, como condición de posibilidad y durabilidad, que sean estos últimos los que sostengan la unión.

Sin un sustento social y educativo, la integración regional se reduce a una expresión de intereses sectoriales o corporativos. Es necesario sostener un paradigma de calidad integral que surja de la valoración del trabajo docente en equipo, la escuela y su articulación con el modelo de país y región.

La integración de la educación es vital para la formación de una cultura integracionista, ya que por medio de los procesos socioeducativos se transmite el acervo cultural, respetando la diversidad y resignificando la historia, por medio de la construcción de un relato compartido.

Integración regional bajo un modelo desarrollista y heterodoxo

Los trabajadores de la educación debemos sentirnos más involucrados, avanzar hacia una integración profunda, es decir, colocar una nueva agenda sobre la mesa. Se están produciendo transformaciones continuas, las que pueden pasar inadvertidas para la mayoría de la gente, que nos deberían conducir a reflexionar sobre cómo la integración binacional será parte cada vez más importante de nuestras vidas; sobre cómo nos afectará y cambiará nuestra existencia, por lo que debemos prepararnos, capacitarnos y llevar al debate público, a gran escala, una realidad que nació en los sesenta y se quedó para contribuir al engrandecimiento de los pueblos latinoamericanos.

La educación, la cultura, los lazos sociolaborales debieran ser las bases de la integración binacional argentino – uruguaya, evitando caer en una visión estrictamente economicista. Anteriormente y mucho tiempo antes, cuando argentinos y uruguayos formábamos parte de una solo nación,  José Gervasio Artigas hizo un llamamiento para que “sean los orientales tan ilustrados como valientes”, fijando de ésta forma la importancia de la educación en el proceso independendista e integrador.

En cuanto a la necesidad de utilizar a la Educación Ambiental para despertar en la sociedad una conciencia medioambiental del río Uruguay para que el mismo no solo sea pensado para el esparcimiento es que propongo que se desarrolle un proceso educativo tendiente a lograr una toma de conciencia de la relación de interdependencia entre el hombre y el río Uruguay, porque plantea la necesidad de desarrollar un sentimiento de pertenencia,  donde las estrategias pedagógicas, conducirán a conocer el propio entorno, a construir y transformar el ambiente en forma sustentable, lo que está en relación directa con la conservación del “Río de los Pájaros”.

 

Alejandra Frank es Licenciada en Gestión de la Educación Inicial, Posgrado en Educación Inicial y Primera Infancia FLACSO, Diplomada en Educación, posee Postítulo en Políticas Socioducativas, Curso de Post Graduación, Cultura, Educación y Salud Ambiental UNER; es Secretaria Adjunta del SADOP Entre Ríos.